El diablo y el hormiguero
El diablo y el hormiguero
El que no está chamuscado empieza a correr en hacia donde juzga más conveniente o toma el camino que tiene más a mano. En otras palabras, la actual situación opositora está lejos de poder ser descrita como evidencia de orden y disciplina monolítica.
Víctor Maldonado
Fuego en el hormiguero
La derecha fue impactada por la encuesta CEP. Constituyó una verificación contundente de que iba por mal camino. Después de todo cuanto había intentado había conseguido un retroceso neto.
Pero la oposición carece de una instancia de decisión en que se analicen, decidan y verifique cambios de dirección. Y como no pueden ponerse de acuerdo (no es claro que siquiera lo intenten), en la práctica sus varios centros de decisión se embarcan en iniciativas que pueden coincidir o no entre sí.
De modo que en la oposición ni ellos mismos saben dónde van a dar hasta que verifican, en el devenir de los acontecimientos, hacia dónde se carga la balanza, por agregación de decisiones parciales. Se trata de un comportamiento más bien elemental, con ventajas y desventajas.
Por una parte, como se opera con varios cursos de acción simultáneos, remotamente coordinados, siempre ocurre que algunos responden mejor a la situación del momento, mientras otros constituyen un lastre.
Por la otra, nunca parecen estar por completo de acuerdo en seguir una conducta unitaria y por eso los aciertos pesan poco en momentos decisivos.
Así resulta tan difícil encontrar a la oposición manteniendo una estrategia que la haga merecedora a triunfos políticos decisivos.
No es que sean imposibles. Pero de ganar, sería más debilidad ajena que fortaleza propia. En el último tiempo, la derecha se encuentra con el biorritmo tan bajo que sus signos vitales no reaccionan ni siquiera ante los momentos de dificultad del oficialismo.
En una situación tan comprometida como la actual, la encuesta hizo el mismo efecto que meter fuego en un hormiguero. Todos están saliendo rápido y sin mucha elegancia desde sus posiciones originales. El nivel de actividad crece como por encanto, y el que no está demasiado chamuscado empieza a correr en hacia donde juzga más conveniente o toma el camino que tiene más a mano.
En otras palabras, la actual situación opositora está lejos de poder ser descrita como evidencia de orden y disciplina monolítica. Será necesario esperar a que cada cual recupere el aliento tras la carrera inicial para saber a qué atenerse.
En otras palabras, la situación actual opositora está lejos de poder ser descrito como la demostración de un orden y de una disciplina monolítica. Será necesario esperar a que cada cual recupere el aliento tras la carrera inicial, para saber a qué atenerse.
Una integración bien asimilada
Ante semejante escenario, se puede pensar que la Concertación se apresta a pasar por un período fácil. Y esto sería un error aunque hay un importante número de ventajas que inducen a dejarse llevar por un exceso de optimismo.
Por cierto, la situación de la coalición tiene mucho de favorable. Mientras la derecha, antes y después de la encuesta, se ha seguido comportando del mismo modo, no pasa igual con el oficialismo.
Desde el Gobierno se puede pensar en esta encuesta como una fotografía esperada de su momento más complejo.
Justo después de terminado el trabajo de campo, se produjo el cambio de gabinete. Éste fue un ajuste bien recibido, pero lo más significativo es que se trata de una integración bien asimilada.
Por ahora no puede percibirse bien el efecto dinamizador de la incorporación de nuevos elementos en puestos neurálgicos de la administración. Algunos hasta lo han estimado una iniciativa “deslucida”. Bien poco conocen el Estado los que opinan tan taxativa como sumariamente.
En realidad, lo que se ha recuperado es el comportamiento de equipo. Y esto tiene un efecto de irradiación de dentro hacia fuera que, al final, acaba convirtiéndose en un elemento cohesionador muy potente. En forma creciente el comportamiento gubernamental se hace mucho más comprensible a quienes entran en contacto con él. Con esto se recupera confianza y, junto con ella, la evaluación pública mejora.
No es que desaparezcan las dificultades, pero ministros mejor posicionados y más presentes permiten a la Jefa de Estado concentrarse en su función propia. Y eso es bueno para todos.
Cuando la Presidenta se dedica a proteger a sus ministros se está mal, cuando son los ministros los que cubren por completo su rol despejando de tensiones excesivas a la Mandataria, se está bien.
Así que el Gobierno se sabe evaluado con severidad y sabe que el camino para recuperar terreno es el persistente y duro trabajo cotidiano. Ahora lo que tendremos es al Ejecutivo centrado en hacer sus tareas, aplicado a sacar adelante sus compromisos.
Además, cuenta con la credibilidad para hacerlo. De las doce figuras mejor evaluadas, diez son de la Concertación. En términos de liderazgo, el oficialismo campea. ¿En dónde están los problemas, entonces? Precisamente en el “exceso”.
El diablo existe y está de visita
Mientras más se miran los datos de la encuesta, lo que se ve es una amplia variedad de líderes concertacionistas, casi todos muy cerca unos de otros.
Por cierto la figura del ex Presidente Lagos es la más sólida. Soledad Alvear se mantiene en un destacado primer plano. La presencia de Michellet Bachelet es obvia. Y aunque esta sea la información más vistosa, no parece ser la más significativa.
Lo decisivo radica en que, tras ellos, el número de líderes en posición expectante son muchos. Además, no son todos los que se puedan sentir convocados, porque se puede pensar en la inclusión de José Miguel Insulza, Andrés Velasco y las figuras del gabinete.
Hay, como digo, muchas personalidades potencialmente capaces de salir del pelotón, pero los espacios no son muchos.
En la centroizquierda, hay líderes alternativos, de perfil semejante, que se pueden desmarcar. Pero no todos lo pueden hacer a la vez. En otras palabras, son factores en competencia.
El tono tenso lo da que, en tal circunstancia, prima la posición en la que cada cual se encuentra, no la cercanía política o el efecto que puedan tener unos para otros.
Son varios los que parecen señalados por la mano del destino. Se aprecia que la oportunidad está cerca, pero no hay nada asegurado. Es aquí, como dicen en el campo, donde el diablo mete su cola.
La tentación para empezar a competir es prácticamente irresistible. Lo malvado de la situación es notorio: se trata de competencia entre aliados, en un momento por completo inoportuno y ante el riesgo de olvidar la obligación mayor, que es ejercer bien el poder que ya se tiene.
Si alguien hubiera planificado dejar la cizaña instalada, no lo habría podido haber hecho mejor.
Pero eso es anecdótico, lo efectivo es que la proximidad entre quienes aspiran a la conducción, la posibilidad de que otros se adelanten y el estímulo de los seguidores actúan todos en el mismo sentido. La lucha por desmarcarse no se hace en equipo.
En el período que se abre, encontrarnos un aumento significativo de apariciones en los medios justo de las figuras que están en las encuestas. También será típico el surgimiento de propuestas ingeniosas destinadas a darle lucimiento al autor.
Esto es bien importante porque lo que está por establecerse es el centro de atención político. He dicho que el Gobierno ha iniciado su recuperación tras el ajuste ministerial.
Lo importante es que, cuando ocurra, éste siga estando en el centro del interés nacional y no encuentre a la dirigencia política enfrascada en disputas anticipadas.
A partir de ahora, será indispensable que partidos y Gobierno se concentren en ser aglutinantes. Tendrán que recordar a menudo este papel, porque los olvidadizos serán varios.
1 Comments:
Compañero victor,
Ta' entretenido tu artículo, más aún, ayer viernes, estuve charlando animadamente sobre la contingencia nacional e internacional en el nuñoino Las Lanzas, con tres entrañables amigos ex-compañeros de universidad. Yo socialista, otro democratacristiano colorín y un tercero, el típico "apolitico" independiente de derechas.
La percepción era más o menos la misma y coincidiamos en lo que tú escribes, el verdadero problema de la ausencia de una alternativa eficaz para una alternancia en el poder bien en el fondo, no es siquiera que nosotros lo hagamos genial (más allá de nuestra percepción subetiva que hacemos nuestro mejor esfuerzo en el quehacer cotidiano por el éxito de la Coalición) sino que que la derecha chilena no tiene una propuesta y mucho menos líderes, que rompan el paradigma actual, que a pesar de los errores y escándalos más o menos significativos no importan una desafección total con la Concertación.
En fín, sólo quería comentarte que les mandé por mail, la dirección de tu web a mis 2 amigos.
Saludos,
Jorge Z.
Comunal La Reina
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