viernes, julio 22, 2005

La DC y sus pilares, entre el padre y el hijo

La DC y sus pilares, entre el padre y el hijo


Pensar que una negociación está deteniendo el curso de los acontecimientos, que mantiene en vilo el destino de la patria, no es ingenuo, es retrógrado. La DC puede hacer un mucho mejor papel que el de esta última temporada.


Víctor Maldonado

Los partidos se sostienen en sus convicciones, organización, habilidad política y capacidad para regenerarse. No en uno de esos factores, sino en los cuatro. Hay que preocuparse de cuidar cada uno de estos aspectos para que no se pierdan ni se desgasten.

¿Sobre qué pilares se sostiene la DC? La respuesta es: con fuerza en su habilidad táctica y, en alguna medida, en el cuidado de su organización. Donde falla es en el cultivo de su razón de ser, en la asimilación de los nuevos datos de la realidad y en la capacidad de regenerar cuadros, en especial, a nivel de su dirigencia. Es decir, destaca en la táctica y en mantener algo de lo que ya tenía, pero falla en la visión y la proyección.

Miremos en la coyuntura para ver cómo operan los factores presentes y ausentes. A punto de proclamar a deshora a Michelle Bachelet, la dirigencia de la DC ha estado enfrascada en la negociación parlamentaria. Se dice que en estas tratativas ha pedido “protección” para un alto número de sus candidatos a parlamentarios. El hecho ha sido terminantemente desmentido, y los encargados de la negociación han protestado por las filtraciones a la prensa.

Ha de ser así, puesto que los dirigentes no deben mentir, aunque a futuro es recomendable elaborar desmentidos más pulcros porque, en verdad, ¿cómo se puede protestar por filtrar peticiones que -se afirma- nunca se hicieron?

Lo más probable es que los comentarios trascendieran no tanto por la petición misma, sino por su inusitada envergadura. Este dato es muy revelador. ¿Por qué arriesgar todo pidiendo tanto? Tal vez no haya que llamarlo “protección” y preferir la expresión “mejores condiciones de competencia (que no es lo mismo, pero es igual)”. Pero, ¿por qué se pide y hasta cuándo se podrá hacer? Este no es el camino para crecer o ascender. Son muletas y nadie las usa cuando el cuerpo le responde.

No siempre se actuó así. Hace no tantos años, en una elección parlamentaria, la DC superó en votación a Ricardo Lagos. Se esforzó por competir, con un candidato que quería competir. Hoy pide protección contra el hijo de Lagos. Y lo que pide es que se le salve de la necesidad de competir. Así han cambiado las cosas y no para bien.
Se le está pidiendo a la negociación suplir carencias de fondo. Se le pide que supla la falta de energía por un alarde de habilidad negociadora. ¿Parece razonable?, ¿o sea que si Ricardo Lagos hubiera tenido más hijos interesados en política, la Falange colapsaría?, ¿cómo va a despertar confianza un partido que no parece lo suficientemente confiado de sus méritos?

Un cojo postulante a amnésico

En el fondo, hay tareas cruciales que se han dejado de cumplir (son cojeras institucionales) y esto es algo que no tiene perdón, pero se le busca olvido. El hecho de que, además de cojo, se busque quedar amnésico, no mejora las cosas.

A los candidatos se los protege con votos, no evitando que se vote por otros que los superan. Porque, al final, no hay protección contra la democracia.

Lo más lamentable es que, quienes lideran el proceso, se hayan convencidos de que están logrando salvar a su partido de la decadencia. En realidad, lo que están consiguiendo es convencer a la mayoría de que son superiores los defectos que las virtudes de la organización, y que ella requiere, para sostenerse, de los mismos que terminan por debilitarla.

Quizá el problema no está tanto en lo que hacen, antes bien que en lo que dejan de hacer.

Quien revise, mes tras mes, la evolución del partido verá una sucesión de maniobras, un abanico de declaraciones altisonantes, un conjunto de aciertos tácticos, pero poco que sobreviva a los avatares del día. Al mismo tiempo, es el período de menor producción de ideas y de menor acercamiento a la juventud.

No porque no se haya intentado. Intentos e inicios pueden también hallarse en los últimos años; pero nada que se parezca a un esfuerzo colectivo y continuo. Porque estos esfuerzos, cuando son fecundos, pueden ser orientados, pero no controlados. A los militantes de un partido puede pedírseles convicción y consecuencia pero no adhesión incondicional a algunos líderes.

Quien se dé el trabajo de conocer la historia de la DC se encontrará con que los mejores de sus dirigentes han insistido siempre en que no son ellos el centro del movimiento, sino seguidores de las convicciones y los proyectos compartidos.

El que pide incondicionalidad sólo puede armar un negocio chico, porque nada grande puede constituirse sobre una base tan endeble y un fundamento tan mediocre.

Se trata de despertar lo mejor de todos

Cuando los países cambian, los partidos deben cambiar junto con ellos. Se trata de mantener una identidad colectiva básica pero, al mismo tiempo, de conservar una plena vigencia. Lo que no es otra cosa que asegurar la sintonía con la gente que se quiere representar.

Lo que se debe abandonar es el uso de procedimientos obsoletos, porque terminan por demostrarse inútiles. Los partidos no pueden actuar como si “manejaran” una porción del electorado. Ninguna directiva puede decirle a sus adherentes por quién votar, porque éstos tienen la extraña costumbre de comportarse como mayores de edad y tomar sus propias decisiones.

El empleo de tutores no está contemplado en el sistema democrático y nadie los está pidiendo.

Como sea, la negociación se demoró tanto que fue alcanzada por la encuesta CEP, y esto no hizo otra cosa que ratificar (no develar) que Michelle Bachelet puede perfectamente ser electa en primera vuelta.

Pensar que una negociación está deteniendo el curso de los acontecimientos políticos, que mantiene en vilo el destino político de la patria, no es ingenuo, es retrógrado.

Cuando se deja de cumplir todas las tareas a las que se está llamado, al final las tareas se cumplen sin uno. En política es bastante malo despertar el rechazo de algunos, pero es todavía peor ser irrelevante.

Sin embargo, la DC puede hacer un mucho mejor papel que el de esta última temporada. Es un partido vital para la existencia de la Concertación, para darle gobernabilidad al país y para hacer un buen gobierno. La Concertación es un arco pluralista y si uno de sus polos se debilita, es el conjunto el que paga las consecuencias. De allí la importancia de tener una Falange fuerte y robusta.

¿Qué es lo que le falta a la DC para ejercer un liderazgo que marque el rumbo? Planificación de envergadura. Se queja de la falta de juventud, pero la preocupación (mejor, la ocupación) por ella no ha estado presente. La reflexión colectiva no es la costumbre que dio origen al partido y no alimenta la acción. Diríase que es una organización destinada a alejar de sí a los mejores elementos.

Pero nadie obliga a la DC a persistir en sus errores. Es un partido que cuenta con las personas que pueden cumplir con el conjunto de las tareas que hemos señalado como indispensables. Como siempre, se trata de despertar lo mejor de todos. Cada vez que lo logra, la DC llega muy lejos.