El preparativo de los equipos
El preparativo de los equipos
Estamos en un tiempo de preparativos para las campañas de la derecha y de la Concertación. Pero el desempeño logrado y las principales preocupaciones de cada cual son diferentes.
La derecha puede estar recuperándose en silencio. No ocurre lo mismo con su candidato presidencial. Las primeras respuestas intentadas por la oposición en contra de las candidatas de la Concertación muestran el retraso de su intento por recuperarse.
Mientras el oficialismo empieza a concentrarse en torno a la consistencia y la originalidad que busca imprimir a las propuestas que prepara, en estos días la oposición ha dedicado su ataque a un punto de disputa fuera de lugar. Lavín y sus acompañantes femeninas han centrado sus ataques en una afirmación que nadie discute, es decir, que “no basta con ser mujer para ser Presidente”.
La derecha simplemente tiene que movilizar sus liderazgos de reemplazo para apoyar al más débil de Lavín (que sigue siendo el mejor posicionado, pero ya en declinación). No puede hacerlo sin hallarse ante las dificultades derivadas del propio candidato.
Los problemas más evidentes son dos: corre el riesgo de que los liderazgos de apoyo resulten más atractivos. Frente a eso, ellas tienen que acompañar pero con cierto recato. Segundo, las figuras están obligadas a adoptar un discurso que no les acomoda, pero que es funcional a las necesidades de una campaña en la que cada vez se cree menos. Se ven incómodas. De seguro no es lo que dirían si pudieran escoger.
Lo más sorprendente es que desde la Alianza pueden hacer mucho más de lo que se les está pidiendo. Sus cuadros profesionales y técnicos pueden debatir temas y su dirigencia podría estar haciendo polémicas mayores. Pero en este tiempo de preparativos, se los convoca a mucho menos. Perdida la sensación de ir acumulando fuerza y entusiasmo, nadie parece estar muy contento.
En la derecha se tiene mucho más equipo de campaña que candidato. Y los preparativos de estos días no están cambiando esta situación.
Tal como están las cosas, el paso previo al interior del oficialismo puede llegar a ser más difícil y disputado que la competencia con la derecha. Es interesante destacar que nos encontramos en el período previo y que ésta es una auténtica competencia. Lo primero se explica porque nada logra modificar el hecho de que el país está en vacaciones. En esta circunstancia no hay que intentar una movilización que podría llevar al fracaso: es probable que poca gente llegaría siquiera a enterarse de que alguien tuvo la desdichada idea de intentarlo.
Eso sí, hay quienes simplemente no pueden abandonar sus responsabilidades en los comandos. En este período lo que tiene continuidad en la Concertación es prefigurar el escenario en el que se desarrollará la competencia entre ambas candidatas a partir de marzo.
Los procedimientos son muy importantes y de allí que nadie se los tome a la ligera. Respecto de los mecanismos, tres cosas son importantes y se han ido consolidando, incluso en medio de los debates iniciales: que debe concluir con una convocatoria amplia a la participación ciudadana; que hay que incorporar alguna modalidad de debate descentralizado -con un inédito protagonismo de las regiones-; y que esto llevará varios meses.
Se trata de un proceso regulado que funciona por el acuerdo de ambas partes. De manera que uno no puede obligar al otro a lo que no quiere, pero ninguno puede empantanar las cosas sin pagar un alto costo. Cada cual conseguirá lo que quiere, pero de la forma que menos le acomoda: quienes quieran un proceso abierto no podrán determinar también los tiempos en que ocurra; y los que quieran tiempo para competir no podrán oponerse a desembocar en una definición ampliamente participativa.
Puede que suene algo complejo, pero lo más importante es que lo que está en preparación es un juego limpio, que termina con un resultado aceptado por todos. Todo lo dicho no quita que, de todas formas, se trata -como dijimos- de una auténtica competencia. Es necesario preservar en todo momento con este elemento vital.
La Concertación debe exigirse al máximo de sus potencialidades. Cada cierto tiempo requiere renovar sus ideas, estilos y planes de acción. El día que deje de hacerlo, que se adormile y rutinice, estará lista para abandonar el poder o, más bien, ser desplazada del centro de escena. Así como la coalición necesita la competencia, también lo requieren las candidatas. Ya sabemos que ellas han demostrado que pueden ejercer bien los principales puestos de gobierno, pero no ocurre lo mismo con las destrezas y habilidades que se requieren para conquistarlo. En este ámbito tienen mucho menos experiencia acumulada que en el anterior.
Esto no tiene nada de malo. Los aspectos vitales de la política se aprenden ejercitándolos. Eso es lo que hay que entregarles ahora. La oportunidad del desarrollo más pleno de su liderazgo. Antes, por cierto, de la competencia más dura con la derecha. En el conglomerado de gobierno se han definido ya con claridad los principales liderazgos. Pero requiere tiempo que los equipos, los grupos y los liderazgos se ensamblen con las nuevas líderes. Una cosa es que haya personas calificadas y otra distinta que constituyan equipos.
En el fondo, en la Concertación se tiene por ahora más candidatas que equipos de campaña plenamente constituidos para lo que viene. Es posible que esta etapa de preparativos sea importante para ir cambiando esta situación.
Comparando lo que ocurre en ambos conglomerados políticos, no cabe duda quién está empleando mejor la temporada de verano.
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