El punto aparte
El punto aparte
Víctor Maldonado
Lo que temen tanto la UDI como RN es que el otro les dé el trato que ya antes el primero le prodigó apenas tuvo ocasión. Se temen porque se conocen. No se trata de prejuicios, se trata de una historia que va para las dos décadas.
Contarse para decidir
¿En qué afectan los resultados municipales las perspectivas de los candidatos presidenciales?
Antes que todo, influyen en que no es posible proceder a ningún proceso de selección sin conocer los resultados. Simplemente no hay manera de saltarse este paso.
Por supuesto, la paciencia no es la virtud más practicada en el ámbito político. Aun a sabiendas de que nada decisivo puede anticiparse con declaraciones, no hay quien se prive de hacerlas. Pero por mucho que se creen crucen frases incisivas (cada vez menos tranquilas, para ser sinceros), lo único que se consigue es aumentar la expectación, pero no adelantar la resolución.
De manera que, aunque todos dicen que la tarea principal es concentrarse en la elección municipal, cada cual alienta a un posible candidato. Así, por ejemplo, un grupo importante de diputados le ha pedido a Ricardo Lagos dejar la puerta abierta a una candidatura, y éste ha accedido.
Se debe decir que en la presentación por parte de los parlamentarios y en la respuesta del ex Presidente se han empleado las mejores formas y el mejor tono que se ha visto en el último tiempo. Eso no quita que una declaración pública tiene la virtud de provocar otras declaraciones en sentido contrario y éstas, a su vez, generan las consabidas dúplicas (en que se dice sólo la mitad de lo que se insinúa).
Lo anterior no cambia el hecho de que el siguiente movimiento en esta dirección se producirá después que el PDC y el PS realicen sus procesos de definición partidaria, y eso puede ser demasiado tiempo transcurrido antes de empezar a actuar.
En todo caso, no cambia en nada la necesidad de la espera. Porque no es la disponibilidad de cada cual lo que determina lo que termine por ocurrir (en realidad, nadie duda de la disponibilidad esencial de los mencionados), sino que pesarán mucho más sus posibilidades concretas de competir con la derecha.
En todo este proceso, los medios de comunicación ligados a la oposición han sido muy insistentes en presentar estudios que muestran la ventaja de Sebastián Piñera por encima de cualquier posible competidor. Esto debiera dejarlos muy tranquilos, pero no es así.
Hay que decir, enseguida, que no hay posibilidad de escoger abanderado sin decidir antes (o al mismo tiempo, dirán los más entendidos) cuál es el procedimiento que se empleará para elegir uno entre varios. Por supuesto, esto no es posible adelantarlo hasta el detalle en estos días, lo que confirma la necesidad de la espera en la que nos encontramos.
No es lo mismo candidato único que candidato seguro
La dirigencia opositora sabe que se está adelantando demasiado para saber qué es lo que ocurrirá en 2009 con la definición presidencial. Claro que no es demasiado temprano para instalar la idea de un ganador seguro. Eso explica antes que todo la insistencia en acumular la misma información obvia de que un candidato único y sin competencia está mejor posicionado que varios prospectos posibles de candidatos, justo antes de que toque escoger entre ellos.
Adicionalmente, es necesario que la Concertación se arme de paciencia, porque hace falta conocer la decisión final de la UDI respecto de una candidatura presidencial.
Cierto es que nadie en el gremialismo parece creer de verdad en una opción propia. Es evidente que está concentrando en mejorar su capacidad de negociación en vista de las parlamentarias. Pero está actuando con una sorprendente falta de confianza en sus posibilidades. Hay que decir que esta actitud esconde algo más que un cálculo de opciones electorales. La UDI se está moviendo demasiado a la defensiva y con "poquita fe" como para que sea algo sano.
Pero si lo que quiere es obtener una especie de seguro parlamentario de vida, entonces terminará por hacer menos de lo necesario para mantener su posición privilegiada en el tablero político. Tarde o temprano tendrá que reaccionar. No se ha visto un partido que abandone el liderazgo con la displicencia con que se asume un trámite burocrático.
Hay que recordar siempre que en el gremialismo hay ahora una disputa abierta por el liderazgo. Si la actual directiva no defiende adecuadamente los intereses partidarios, y lo que consigue es -por primera vez- que el gremialismo descienda de su posición de preeminencia, entonces tendrá problemas. La enfrentarán dentro y se reordenará el cuadro interno. La alternativa de claudicar con impunidad no existe en este sector de la derecha.
En realidad, lo que ocurra con la UDI dependerá del grado de amenaza que sienta cernirse sobre su liderazgo.
Al final, en la derecha el mayor efecto de la candidatura de Piñera no se está dando en el desborde de los límites usuales de la oposición, sino en la redistribución interna de apoyos a favor de RN y en contra de la UDI. El espacio partidario es el mismo, pero los tamaños de los residentes están variando de manera apreciable.
Las coaliciones existen cuando los socios se cuidan entre sí. Los conglomerados viven de los equilibrios. Cuando unos ganan siempre y los otros sólo pierden entran en crisis, teniendo o no el Gobierno. Ambas dinámicas son diferentes y no siempre coinciden.
En la derecha son avasalladores. Cuando uno de ellos gana, se lo hace sentir al otro cuanto puede y todo lo que puede. Los gestos de delicadeza y de buen trato siempre están como de visita, a la espera de ser desalojados.
Lo que temen tanto la UDI como RN es que el otro les dé el trato que ya antes el primero le prodigó apenas tuvo ocasión. Se temen porque se conocen. No se trata de prejuicios, se trata simplemente de una historia que va para las dos décadas.
Crisis financiera y reevaluación política
Por último, no se ha de pasar por alto el efecto que tendrá la crisis financiera mundial a nivel de la política casera.
En gran parte la crisis financiera y, a nivel local, las elecciones en curso, están poniendo un gran punto aparte respecto de lo que teníamos antes.
Es difícil recordar sobre qué es lo que estábamos discutiendo previamente, o más bien cuál era la "cartelera" de temas que los medios de comunicación nos ofrecían a diario hasta hace tan poco.
Pero si no recordamos gran parte de ellos, esto se explica porque se referían a debates centrados en escándalos o en asuntos que eran presentados como tales antes de las investigaciones del caso.
Cuando sobrevino un problema real, grande y contundente, entonces no quedó espacio para debates pegados al piso. Simplemente no queda atención disponible para la política de bajo nivel.
Cuando se pasa un tiempo fuera del mundo de la chimuchina, entonces se tiene la oportunidad de evaluar todo desde una nueva perspectiva. Se ha pasado del tema del mal uso del poder al de la responsabilidad de gobernar protegiendo al país de riesgos e incertidumbres. La capacidad de dar gobernabilidad se empieza a valorar muy bien.
¿Afectarán estas nuevas consideraciones la definición municipal? Poco. Pero sus resultados serán analizados con esta perspectiva. A la derecha le será difícil explicar cómo, siendo una minoría, puede fijar rumbo a una mayoría a la que no interpreta. Habrá que darle más de una vuelta a esta consideración.
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