viernes, julio 11, 2008

Los candidatos en el punto de partida

Los candidatos en el punto de partida

Víctor Maldonado


Un ex Presidente como Lagos puede esperar que su mejor momento no sea el que siga a una campaña tradicional, sino el que viene luego que los demás hayan demostrado que no crecen.


En la derecha ¿por qué no dos?

Definitivamente entramos en otra etapa. Transitamos hacia un nuevo escenario político de la mano de liderazgos renovados, y de la definición del procedimiento para elegirlos.

Por el lado de la derecha, la elección de la UDI ha significado una puesta al día de este partido con los acontecimientos que lo han impactado negativamente en el último tiempo. Está claro que la directiva entrante busca pasar del comentario depresivo sobre la crisis, a la preparación para la competencia electoral. Por supuesto, esto es preferible a quedarse buscando explicaciones a la cuestionada conducta de algunos de sus alcaldes.

Junto con el resurgir de un mayor orden en el gremialismo (facilitado por el paso a un lado del alcalde de Recoleta, Gonzalo Cornejo), de inmediato se presentaron las adormecidas ambiciones por llevar un candidato presidencial propio.

Pero esta tienda política está bien consciente de sus limitaciones. Enseguida se atemperaron los intentos espontáneos de proyectar al senador Pablo Longueira. Sin embargo, por supuesto, no está todo dicho al respecto.

No parece que sea el gremialismo quien tenga primeramente la palabra en este asunto, aun cuando se trata de definir un abanderado propio. Si la Concertación se encaminara a tener más de un candidato, y existieran otras opciones que buscan convertirse en factor decisivo o determinante, entonces las presiones sobre la UDI recrudecerían.

Eso se definirá a su debido tiempo. No ahora, cuando es demasiado precipitado. En cualquier caso, a todo partido se le hace cuesta arriba el acostumbrar a su electorado a votar por representantes de otra tienda. Más todavía cuando se es un partido grande, cuando se está pasando por un período difícil y no se sabe cuántos costos se han empezado a pagar.

Abandonar la cancha tranquilamente no será fácil para la UDI.


Las campañas superpuestas

En el caso de la Concertación, se ha encontrado un modo aceptable de encarar la definición presidencial. La nominación de candidatos de la DC y del PS se hará inmediatamente después de la elección municipal.

En la práctica, esta solución implica que la campaña presidencial se superpondrá con la campaña municipal. El tiempo es breve y el que apoye más y mejor a los candidatos en cada comuna tendrá una ventaja respecto de los demás. Y eso lo saben todos.

Está claro que en la Concertación hay un debate en torno a los tiempos adecuados para la presentación de candidaturas. Al menos lo es así en cuanto a Ricardo Lagos y José Miguel Insulza.

Se trata de personas con declaradas intenciones presidenciales, pero que consideran que son ellas quienes han de elegir cómo y cuándo aceptan presentarse oficialmente como postulantes.

Un ex Presidente como Lagos puede esperar que su mejor momento no sea el que siga a una campaña tradicional, sino el que viene luego que los demás hayan demostrado que no crecen lo suficiente en las encuestas como para alcanzarlo. O, como ha dicho Camilo Escalona: "Se reserva como candidato de última hora en el caso de que las otras postulaciones no alcancen la potencia suficiente".

En otras palabras, puede esperar que el tiempo corra a su favor, si lo administra con sabiduría. En complemento, puede estimar que si los demás no lo superan en adhesión popular, la situación se tendería a resolver por sí misma. Simplemente, todos se rendirán a la evidencia que el mejor postulante ha estado ahí, frente a sus ojos, todo el tiempo, sin mayor desgaste.

Claro que este modo de proceder requiere de la ocurrencia de varias condiciones, ninguna de las cuales pude darse por descontada a estas alturas (menos luego de una encuesta CEP que muestra a los contendores muy cerca unos de otros). Entre estas condiciones destaca el que se termine teniendo un candidato único de la Concertación, que la campaña presidencial no se adelante y que los precandidatos pueden desistir de sus aspiraciones cuando llegue el momento (y esto, a su vez, implica que ellos no logran moverse hacia arriba de aquí a marzo del próximo año).

Por otro lado, no cabe duda que a quien mayores sacrificios previos se le pide es a José Miguel Insulza. Se le solicita que abandone la OEA para "en una de esas" llegar a ser el candidato de su partido, a lo mejor de la Concertación y, tal vez, Presidente de la República. Todos lo apuran, pero nadie parece garantizar nada.

En estas condiciones, no extrañará que, por motivos bien diferentes, Insulza también haya encontrado pertinente el preferir un compás de espera.


No apto para cardíacos

Quien no parece tener intenciones de esperar es Soledad Alvear. En este caso lo que se estima necesario es, precisamente, apresurar el paso. La razón es bastante explicable. La DC viene de una ruptura interna, ve a sus figuras estancadas en las encuestas y predomina la aprensión respecto del futuro. Sin un cambio en el estado de ánimo, y sin cambiar el escenario hacia uno más abierto e interesante para sus eventuales electores, sus aspiraciones no tienen destino.

Se necesitaba un cambio, y lo primero que había de cambiar era la actitud de la misma Alvear: escoger como adversario a Piñera, hablar de temas nacionales -más que tópicos partidarios- y tener mucho contacto de terreno con la gente. En la última junta nacional parece haber puesto en ejecución esta evaluación del momento político. Imbuida de un aire renovado, sorprendió a sus camaradas con una actitud acorde con la necesidades de los tiempos.

Con la definición de escoger candidato en diciembre, la falange consigue algo notable. Ha mostrado la capacidad de todos sus sectores internos de ordenar sus intereses y ambiciones tras un calendario que le entrega una ventaja interesante al PDC en la carrera presidencial: el asumir la iniciativa y presentar un frente unido ante los otros aspirantes.

En la ocasión anterior, ocurrió todo lo contrario. La DC gastó tiempo, prestigio y figuras en el debate interno. En esa ocasión Adolfo Zaldívar fue derrotado, pero consiguió que su candidata no tuviera tiempo para ocupar un espacio competitivo.

De modo que así están las cosas. En la formalidad, no es el tiempo de las candidaturas presenciales, sino de la definición comuna por comuna. En la práctica se están resolviendo las dos cosas, sólo que la elección municipal termina primero y la presencial se encuentra en su etapa de inicio.

Pero es ahora donde el cuadro se puede definir, y eso cada cual lo tiene claro. Es el uso positivo del tiempo, no los cálculos ni las esperas los que marcarán la pauta. Antes que las nominaciones, la presencia en terreno es lo que hará la diferencia.

Lo más probable es que la dinámica que se está inaugurando termine por modificar los planes de unos y otros. Los que querían salir al final, saldrán a la cancha más temprano. Los que querían salir de inmediato tendrán que esperar un poco. Pero, como sea, ya nadie se quedará quieto.

Habrá que estar atento. Las mediciones de hoy son las últimas fotografías de un escenario previo que nos abandona. Lo que resulta determinante es lo que se empiece a detectar en la opinión pública hacia fines de año.

Quienes gustan de las situaciones estables y sin sorpresas, no se sentirán muy cómodos en el período que viene. Lo decisivo está aún por ocurrir.