El ataque de los pequeños
El ataque de los pequeños
Víctor Maldonado
Hay que pensar los movimientos generales, preguntándose qué pasará con los grandes conglomerados, ahora puestos a prueba con la aparición de alternativas.
Ya están todos en sus puestos
Todos los candidatos municipales se encuentran en el punto de partida, en una nueva etapa electoral que se abre. Se ha presentado el mayor número de postulantes del que se tenga registro desde la recuperación de la democracia, se comprueba también un aumento significativo del número de inscritos en los registros electorales, y ya todos somos testigos de un rápido posicionamiento del ambiente electoral.
La situación es ahora novedosa, porque se han consolidado fenómenos que se han ido acentuando de elección en elección.
Por una parte, ha vuelto a quedar demostrada la vigencia de las coaliciones, las cuales han podido llegar a acuerdos, pagar costos, aceptar transacciones y conseguir un reconocimiento de sus mejores posiciones en parte importante de las comunas a las que aspiraban a representar.
Tanta importancia pública se da la consistencia de las coaliciones (y tanto se sabe que esto pesa en el electorado), que la derecha insiste en presentar a la Concertación como dividida y terminada, por el solo hecho de presentar dos listas de concejales.
Por otra parte, es un hecho que en esta ocasión el número de candidatos que va por fuera de los grandes conglomerados es importante, lo mismo que quienes se han presentado por los partidos que aspiran a romper el esquema de grandes bloques hoy predominante.
En realidad, tal como lo hemos dicho en otras ocasiones, se trata de un intento de reemplazo, más que de una tentativa de romper las reglas del juego. Es también un propósito de resolución rápida. Si los nuevos referentes no se consolidan pronto, a poco andar se quedarán sin oxígeno, y ellos lo saben muy bien.
Es ahora o nunca. Se trata del ataque de los pequeños contra los grandes. Antes que todo para pesar lo suficiente como para ser un factor en las elecciones parlamentarias y presidenciales del próximo año y, luego, para reemplazar al bloque de Gobierno como referente, si logran desestabilizarlo o se entra en conflicto interno.
De manera, pese a que la atención se centrará en las comunas emblemáticas como Santiago y La Florida, en la sumatoria de resultados parciales en las comunas de todos los tamaños bastante más cosas estarán ocurriendo a lo largo del país.
Por eso la elección que viene tendrá varias lecturas, según el propósito del que lea los datos y los porcentajes de cada cual. La elección aporta un modo de "contar" las pretensiones de los líderes, de los partidos y de las coaliciones. Es una encuesta de grandes dimensiones que sirve para saber hasta dónde alguien puede llegar.
Más candidatos, más confusión y aparición del PC
De partida, ya se pueden esperar algunos resultados o conclusiones de este proceso que se inicia.
Hay muchos candidatos y listas en esta ocasión. Por lo tanto, la dispersión ante una oferta mayor de postulantes se presentará de todas formas. Los grandes conglomerados tendrán una cierta merma. Y como los nuevos y más pequeños actores provienen -de preferencia- de la Concertación, es allí donde este detrimento se apreciará en mayor medida.
Además, será más difícil sacar cuentas generales, por la sencilla razón de que las combinaciones locales de apoyos cruzados serán, en esta ocasión, mayor a la que habíamos presenciado en el pasado.
No será cosa de llegar y contar, habrá que entrar en muchas explicaciones, y el público en general no tendrá tanta paciencia como para entrar a conocer tanto matiz como el que se presente.
Sin embargo, y pese a la mayor complejidad, los grandes conglomerados seguirán con sus mismos pesos relativos, concentrando gran parte de la voluntad popular. Por fin, en esta ocasión se hará presente otra novedad: el papel protagónico que tendrá por vez primera el Partido Comunista.
Sin embargo, una cosa es el protagonismo y otra es saber aprovechar la oportunidad que se le presenta. Y es aquí donde uno de los partidos con mayor tradición en Chile tendrá su prueba de fuego.
Lo más significativo no es que el PC vaya a tener una votación significativamente superior a la de ocasiones anteriores, puede que en este sentido no debamos esperar novedades muy importantes.
El problema comunista no ha sido el de los votos, sino el de la representación. Competir siempre para perder casi sobre seguro es descorazonador para cualquiera. Es eso lo que puede cambiar ahora. Esto implica una prueba política más que electoral. Hay un cambio de comportamiento que debe acompañar al término de la exclusión. No es algo que no se hace de un día para otro. Pero que hay que empezar lo antes posible.
Que cuesta y mucho, se puede ver por las declaraciones iniciales de sus figuras principales en Santiago: una consideró que se podía ganar sin ayuda de los demás y otro partió atacando a otro partido del cual puede necesitar su ayuda más adelante.
Los que así hablan vienen de la exclusión, pero no tienen por qué seguir allí. Este es el cambio que se necesita lograr en estas circunstancias.
En esta ocasión los comunistas podrán elegir a algunos de sus representantes en comunas de alta población y visibilidad. De verdad, para este partido (aun cuando antes ya tenía cuatro municipios en su poder), esta oportunidad representa el fin de la exclusión, o el inicio del fin para ser más precisos. Será la ocasión de probar que pueden administrar bien un territorio, sin desaprovechar sus triunfos como les ocurrió en el pasado con San Fernando, algo que pueden hacer y que necesitan.
Importa lo que pasa y que se dice que pasa
Como siempre, los resultados no hablarán por sí mismos. Por eso, lo más importante, tras conocer los resultados es imponer la interpretación sobre aquello que haya ocurrido. Esta elección tendrá importancia para las definiciones políticas del año que viene, pero no se podrán sacar conclusiones rápidas, obvias y mecánicas.
Habrá que partir aclarando que los votos del PDC no son lo mismo que la evaluación ciudadana que se tenga sobre Soledad Alvear o Eduardo Frei. Tampoco habrá un paralelo exacto entre los resultados del PS y lo que pueda ocurrir con José Miguel Insulza o del PPD con Ricardo Lagos.
No importa cuanto puedan participar en esta campaña Ricardo Lagos o José Miguel Insulza, a sus adherentes siempre les parecerá poco. A la DC le podrá ir mejor o peor, pero dado que Alvear y Frei tendrán una fuerte presencia territorial, ¿cómo se ingeniarán los falangistas para distinguir en los resultados el aporte de una y otro?
Esta no es una primaria presidencial, sino una muestra de la solidez de los partidos y un momento importante para auscultar la aparición de liderazgos de reemplazo.
Pero ya desde ahora se puede decir que los que lean mal los resultados serán aquellos que saquen sólo conclusiones individuales. Hay que pensar los movimientos generales, preguntándose qué pasará con los grandes conglomerados, ahora puestos a prueba con la aparición de alternativas. Y dentro de eso, queda claro que es la Concertación la que más tendrá terreno que defender, ante la pretensión explícita de debilitarla como ocurre con los casos de ChilePrimero y el PRI.
Pensando como conglomerado, la Concertación como un todo tendrá que preguntarse y evaluar qué tan buena idea ha sido la de presentar dos listas a concejales. No sólo si es una iniciativa técnicamente defendible, sino si la realidad política da como para que implementen iniciativas de estas características. Es todo lo que se puede decir por anticipado, tras la inscripción de los competidores.
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