Los desafíos de la Concertación
Los desafíos de la Concertación
Los mayores logros de la Concertación en su gestión de gobierno bajo los liderazgos de Aylwin, Frei y Lagos, mantienen la idea de que el desafío más importante consiste en combinar libertad, equidad y crecimiento, con igual dedicación y énfasis.
El reconocimiento de los principales avances para saber en qué debe perseverar, permite hacer -al mismo tiempo- el ejercicio de saber cuáles son los nuevos acentos que se requieren.
En relación con el crecimiento económico, la carta de presentación del gobierno es el haber logrado un crecimiento del producto en un período muy difícil, superando al promedio de América Latina y de nuestros socios comerciales. Por cierto, ha sido relevante la firma de los tratados de libre comercio.
El desarrollo de nuestra infraestructura no tiene precedente, principalmente por el uso de las concesiones. Algo parecido se puede decir de las transformaciones urbanas de las grandes ciudades. También disponemos de un medio ambiente cada vez más sano y protegido
Pero se destaca poco que, en la última década, Chile fue el país que mayores avances obtuvo en reducir la pobreza y la extrema pobreza. Para ello, los sectores en esta condición han multiplicado por cuatro su capacidad de acceso a bienes y servicios fundamentales, en poco más una década.
En la búsqueda de un país más equitativo, ocupa un lugar primordial la puesta en marcha de las reformas en educación, salud y en la justicia. En este aspecto se puede incluir el seguro de desempleo, que ha tenido una amplia y rápida difusión.
Como país, nos hemos propuesto garantizar a todos doce años de escolaridad obligatoria en escuelas y liceos con una jornada escolar completa. En salud, se ha iniciado un plan con garantías explícitas de acceso universal. En justicia, está en marcha la reforma procesal penal, que mejora notablemente el acceso, la transparencia y la eficiencia con que se aplica la ley.
La masiva construcción de viviendas sociales ha reducido en forma significativa las viviendas precarias. A fines de este gobierno, la totalidad de las familias de los campamentos que existían en 1997 tendrán una vivienda digna. Con todo esto, ha mejorado consistentemente la calidad de vida de la gran mayoría de la población.
A treinta años del golpe de Estado, hoy no existe sector social y político que no haya hecho gestos de reencuentro nacional, incluyendo las reparaciones a los familiares de las víctimas. Somos parte de una sociedad más moderna, que respeta la diversidad y que ha ampliado la libertad de opinión, de expresión y eliminado censuras.
Hay un significativo acento en el desarrollo de la cultura. Disponemos de una nueva institucionalidad en el área y la creación de infraestructura cultural ha florecido en todo el país. El fomento de proyectos en diversas artes ha hecho que aumenten los cultores, espectadores y lectores como no se veía hace décadas.
Pero ¿dónde poner los nuevos acentos, suponiendo la continuidad de los esfuerzos anteriores?
La Concertación necesita hacer un esfuerzo mayor para tener una economía moderna. Se requiere de una apuesta clara por el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Como país, Chile está obligado a ser crecientemente competitivo.
La reforma del Estado recién empieza. Hay mucho que hacer en la desconcentración administrativa, y, sobre todo, con la descentralización del poder y de las oportunidades. Ambos aspectos tienen un papel central en un proyecto de futuro.
Ahora anhelamos una sociedad que protege más a su gente, donde lo que importe no sean tanto los indicadores de los macro procesos, como la vida cotidiana de cada uno y de sus comunidades. Si las reformas sociales están en marcha, no puede decirse lo mismo de la participación ciudadana en ellas.
Importa tanto las reformas en sí como el impacto que tienen en la vida de las personas. Llegará pronto un punto en el que no se puede seguir avanzando sin preguntarles a las personas cómo quieren vivir y convivir mejor, para hacer modificaciones que despiertan más consenso en aspectos como la educación, la salud, la previsión, la protección del consumidor y otros.
Somos una sociedad mucho más egoísta de lo que podemos permitirnos. Tenemos un déficit de solidaridad que, en la práctica, es un déficit de participación. Una democracia tiene la fuerza que le otorga el ejercicio cotidiano de la ciudadanía. La próxima etapa de nuestra historia debiera ser la del pleno protagonismo público de las personas.
Hasta ahora, en política la Concertación ha puesto un fuerte acento en los cambios institucionales y normativos. También hay que cambiar las conductas y los comportamientos. Se ha construido una poderosa red social, pero las diversas expresiones de la sociedad no son aún igualmente fuertes.
Chile deberá exportar cada vez más productos a una mayor cantidad de destinos. Para que esto sea posible se requiere un desarrollo de la ciencia y de la investigación aplicada como no se ha intentado nunca. Viene una época en que el centro del esfuerzo debe estar en elevar la calidad del “capital humano.”
¿Podemos afrontar estos nuevos desafíos sin dejar simultáneamente de afianzar lo logrado? Sí. Con la Concertación, Chile ha avanzado en la dirección precisa y tiene la mayoría política capaz de sostener este esfuerzo.
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